Postporno. Entrevista a Inmaculada Fernández Agís.
Inmaculada Fernández, es Doctora en psicología; profesora titular en la Universidad de Almería; Directora del CERNEP; Directora de la Unidad de Estudios Sexológicos de la Universidad de Almería; Experta en neuropsicología clínica. Directora del Máster en Sexología de la Universidad Autónoma de Chile. Miembro de la Junta directiva de la Sociedad Española de Intervención en Sexología y cuenta con Múltiples publicaciones en revistas científicas de alto impacto y una gran apasionada de su trabajo.
- ¿Qué es postporno?
Para definir el postporno habría que definir primero qué es el porno. Podríamos hacer referencia a cualquiera de los ensayos relacionados con el tema de la pornografía y no hay una conclusión sobre lo que es un contenido pornográfico y lo que no. No es hasta principios de los años 60 que en Estados Unidos se hacen los primeros estudios sobre la distribución del contenido pornográfico y a teorizar sobre ello. Sin embargo, ni los tribunales ni los autores pudieron dar una definición precisa de lo que se consideraba pornografía. En realidad, cuando se recurren a los ensayos que hay sobre el tema, se puede observar que hay una mirada estrecha hacia la pornografía porque solo tenemos en cuenta el material cinematográfico y no tenemos en cuenta el material fotográfico, ni la literatura, ni la música, ni la pintura o cualquiera de las otras expresiones artísticas pornográficas. Es aquí donde quiero situar la postpornografía. Es un enfrentamiento a ese reduccionismo de la pornografia cinematográfica, al mundo dedicado exclusivamente a los supuestos deseos sexuales de los hombres y heterosexuales.
Una de las cosas que hace la postpornografía es hacer contenido pornográfico que se enfrenta al contenido tradicional, confrontando todas y cada una de sus características desde un punto de vista crítico. Van Kempen, el primer autor que habla del tema plantea que es una producción pornográfica erótica y con fines sexuales. No se evita el contenido sexual, pero mediante imágenes y contenido con fines paradójicos, trata de enfrentarnos con lo que entendemos que debería ser la erótica. Bajo este paraguas enorme surgen muchas producciones que podemos considerar postpornográficas. Pero la postpornografía es un mundo minoritario con pocos fondos y muchas veces son autofinanciados por la poca venta de este tipo de productos, ya que al no ser tan comerciales, no pueden competir con la industria mainstream que factura miles de millones cada día.
Es un mundo complejo, que se conoce muy poco y que viene a producir un choque frente a lo que tenemos concebido a través de varias maneras. Al principio, lo que se hacía era romper con los planos crotos cerrados centrados en los genitales y el coito y con la obsesión con la eyaculación que tiene la pornografía mainstream y dedicada a la erótica heterosexual masculina.
No hay límites aquí, podríamos clasificar como postpronográfica cualquier producción que vaya en contra de los principios de la pornografía mainstream. Por ejemplo, la pornografía en la que el papel femenino no está para el placer masculino se podrían considerar producciones postpronográficas aun cuando no estén dentro de ese mundo.
- ¿Cómo se puede diferenciar el postporno de la pornografía?
El postporno es pornografía, de ahí deberíamos partir porque no deja de ser pornografía, no es un contenido ajeno a lo pornográfico y erótico. Yo creo que son dos contenidos que están íntimamente relacionados y que, si se separan, el contenido que generen carece de contenido. Deberíamos partir siempre de que la postpornografía es pornografía y empezar a reivindicar ese concepto. Sí que apartaría determinados contenidos, o los diferenciaría hablando de pornografía mainstream, porque ese paraguas seguramente sí abarque todo eso que la gente entiende cuando se habla de pornografía. De hecho, si te asomas a Internet lo que vas a ver va a ser solo pornografía mainstream, para ver otro tipo de pornografía necesitas bucear mucho, con conocimiento. Cuando navegas la red de forma naive no vas a encontrar otra cosa que pornografía mainstream. Incluso yo he comentado muchas veces que existe una pornografía mainstream que pretende mostrar la estética amateur como una forma de vender el producto, una forma de porno “real que no está producido” aunque realmente no sea así. En la pregunta anterior ya me he referido a algunas de las diferencias entre pornografía mainstream y postpornografía pero me gustaría hablar de los cuerpos, porque es una de las cosas que diferencia al postporno frente a la pornografía mainstream donde los cuerpos siempre son los estéticamente aceptados y dentro de unos parámetros normativos que nos hemos autoimpuesto como sociedad. Todo lo que se sale de ahí y se muestra en la pornografía mainstream es para vender lo raro, pero nunca como una forma de reivindicar la diversidad de los cuerpos. Incluso se ha achacado a la pornografía mainstream la obsesión por la ausencia de vello que hay actualmente tanto en sexualidades masculinas como femeninas. Uno de los aspectos paradójicos que podemos encontrar en las producciones postpornográficas es precisamente confrontar esa idea, y, de hecho, te choca la primera vez que abres un vídeo así y ves pelo en el cuerpo, ya sea en las axilas o en los genitales. Igual ocurre con lo relacionado con la forma del cuerpo, el peso o incluso la edad. Cuando se alcanza una determinada edad, las personas dejan de ser objeto de erótica y, por tanto, desaparecen de las producciones mainstream, pero siguen en las producciones postpornográficas. Un ejemplo muy llamativo de esto es el de Annie Sprinkle. Ella fue una actriz icónica en Estados Unidos en los años 70 y actualmente hace postpornografía con la edad que tiene. Desde hace tiempo ella está fuera de la posibilidad de realizar producciones mainstream y si lo hiciera, sería tratada como objeto fetiche y no como una persona con todos sus derechos, identidad sexual y su derecho a mostrar su sexualidad con la edad que tiene.
- ¿Cómo comienza el movimiento de postporno?
Comienza por inquietud. Uno de los ejercicios que yo hago en clase es “genera el guión de cine porno que te gustaría ver, ese que no encuentras en la pornografía que has visto hasta ahora y que has consumido hasta ahora”. Creo que surge de esa inquietud, de ese “no encuentro la pornografía que me gustaría ver”. Esa inquietud surge en personas que ya habían estado ligadas al mundo de la pornografía. La mayoría de las personas que se iniciaron en producir postpornografía habían estado vinculados y vinculadas a la pornografía tradicional. Además, hay una mirada femenina desde el primer momento. Este año en los premios Goya por primera vez había un número importante de directoras de cine que optaban al premio de dirección y esto ha sido una rareza. Pues en el mundo de la postpornografía hay involucradas en la producción y dirección una inmensa mayoría de mujeres que son las que producen este tipo de cine. Y es que también tiene un vínculo con el feminismo, con el postfeminismo concretamente. El postfeminismo se dedicó a reivindicar la sexualidad de las mujeres dentro de la lucha de derechos y de la reivindicación de la igualdad. la reivindicación de poder decir “tengo deseo sexual y lo satisfago como yo quiera”. Esta vinculación entre postporno y postfeminismo está ahí y se enfrenta a otro tipo de feminismos que han coartado la libertad sexual de las mujeres y el hecho de incluir los derechos sexuales dentro de las reivindicaciones de los movimientos feministas, llegando al momento actual, en el que encontramos un feminismo TERF. Yo no sé hasta qué punto esto puede ser un intento de bomba de relojería dentro del movimiento feminista por parte de otros movimientos, de los movimientos de la ultraderecha que probablemente estén dinamitando un movimiento que resulta muy peligroso para sus principios e ideales. No podemos decir que la ultraderecha defienda ningún tipo de derecho sexual fuera del matrimonio heterosexual tradicional, y les está saliendo bien porque la parte más tradicional del feminismo se ha sumado a ese rechazo hacia los derechos de personas trans, por ejemplo, y no sé muy bien porqué, pero creo que están ganando la batalla, es una hipótesis plausible. Por eso, quería señalar que existe ese vínculo entre derecha y feminismo tradicional y que en las bases del postporno se encuentra el postfeminismo. Creo que, en breve, van a empezar a hacer producciones dirigidas justamente a esto, a confrontar todo lo que está ocurriendo con la apropiación del movimiento feminista por parte de este tipo de corrientes.
- ¿Hacia dónde se dirige el postporno?
Yo no sabría decir hacia donde se dirige porque no hay un movimiento unitario, no hay un cuerpo unitario que conforme la postpornografía. No es un movimiento cerrado o liderado, es un movimiento liberado. Podríamos recuperar a Maria Llopis y decir que una de las reivindicaciones es el amor. También esta confrontación con los movimientos de la ultraderecha podría ser una forma de futuro y que se comiencen a hacer producciones para reivindicar otra manera de estar en el mundo que sea feminista y no sea TERF. A pesar de que no hay un movimiento como tal, hay foros sobre contenido postpornográfico en festivales.
Lo que no me gustaría que se olvidasen son las otras formas de hacer postpornografía como la literatura, la música, el arte y hasta los cómics, evidentemente cualquier forma de producción artística puede ser postpornográfica. Aunque no haya una respuesta para esta pregunta, cualquiera puede formar parte de ese futuro del postporno. Cualquier persona puede crear una producción dentro de este mundo, ya que es un movimiento libre.
- ¿Qué propuestas lanza el postporno al mundo académico?
En realidad, el postporno debería lanzarle más preguntas al mundo académico. Pero respondiendo a la pregunta, yo diría que el mundo académico, del que yo formo parte, ha ignorado, sigue ignorando y seguirá ignorando durante mucho tiempo no solo el porno, sino a la sexualidad en general. A pesar de que hemos evolucionado muchísimo en cuanto a nuestras capacidades y posibilidades de hablar de sexualidad de una forma abierta, todavía cuesta mucho trabajo que el contenido de la sexualidad entre a formar parte de uno de los contenidos reivindicados por la Academia. Somos muches les que estamos luchando para que ese contenido sexual se considere de forma seria. A vosotros, estudiantes de Sexología, también os habrá pasado. En cualquier ámbito externo donde digáis que estáis estudiando Sexología se arma un cachondeo brutal. Yo lo que estoy haciendo es investigación, o estoy haciendo docencia, o estoy aprendiendo igual que si estuviese aprendiendo física cuántica, solo que el contenido es muchísimo más apasionante desde mi punto de vista que la física cuántica. Pero en realidad no nos dedicamos a revolcarnos en clase ni hacemos orgías, no sé, la gente tiene una idea muy lúdica y muy poco científica de lo que estudiamos en Sexología. Sí que os podría decir que hay determinadas personas que han estado en la Academia o que tienen un doctorado y se dedican a la postpornografía. Concretamente Paul Preciado, anteriormente conocido como Beatriz Preciado, siempre formó parte de la Academia porque ha sido profesor de la Sorbonne de París en el área de Filosofía a lo largo de toda su vida. Yo creo que la influencia entre Academia y Postporno ha sido muy pequeña y de hecho conozco muchos filósofos que no saben quién es Paul Preciado porque tienes que estar metido en un mundo determinado relacionado con la Sexología para conocer su producción. Otros ejemplos son Virginia Despentes o Diana Torres que son mujeres preparadas y que han formado parte de alguna forma a la Academia. Recuerdo también que el movimiento queer surge en la Academia, quizás precisamente por surgir de la mano de los académicos no ha tenido la repercusión que creo que debería haber tenido en el mundo de lo social. Es verdad que el mundo de la postpornografía está más vinculado con el mundo artístico y de los movimientos sociales relacionados con la reivindicación de los derechos de las diversidades sexuales en todas sus expresiones. Creo que esa vinculación con los movimientos de reivindicación social tiene más interés que su vinculación con la Academia y que van a producir cambios mucho más interesantes de lo que producirían en el ámbito de lo académico. Creo que a la Academia le faltan años de evolución para que no llegue a un foro, diga que trabajo investigando en Sexología y reciba una risita general. Que se respeten esos contenidos y producciones científicas al igual que otras. Yo de hecho he tenido problemas con algunas partes de mi currículum y he tenido que reivindicar para que sean valoradas igual que el resto de mis aportaciones científicas.
- ¿El postporno tiene algún tipo de futuro?
Yo quiero pensar que sí. De hecho, a mí me gustaría plantear la revolución de la postpornografía porque estoy muy cansada de escuchar esa crítica fácil a los contenidos de la pornografía que al final no es más que una forma de coartar la sexualidad de las personas. Me gustaría también dejar claro que yo no tengo nada en contra de la pornografía mainstream, al contrario, a mí me gusta. Siempre sé lo que estoy viendo y elijo en función de mis preferencias en un momento determinado.
¿Futuro? Yo querría que tuviese todo. Por lo interesante que es el movimiento y por la confrontación que hace con respecto a determinados aspectos de la sexualidad. En el postporno se da la reivindicación de la diversidad en las prácticas, identidades y orientaciones, es absolutamente necesario. Esa confrontación continua, el dar donde duele, el llevar a las personas a cuestionarse viendo el contenido… La postpornografía es necesaria como es necesaria la literatura, o la pintura, o la música. Es necesaria primero porque nos hace felices y segundo porque nos hace sentir y pensar de manera distinta, nos trae experiencias nuevas y nos confronta a la vez que nos concilia con nosotros mismos. Todo esto me parece maravilloso de la postpornografía y sí que me gustaría decir que para que exista es necesario que nos comprometamos. Voy a poner un ejemplo que a lo mejor choca: todos somos muy “guays” pero, al final, nos compramos las camisetas que sabemos que están hechas en países subdesarrollados en condiciones de absoluta esclavitud. Somos una sociedad que se reivindica como progresista, pero sigue haciendo este tipo de cosas. Pues con la pornografía ocurre lo mismo, de la misma manera que para tener ropa que se ha fabricado en condiciones de igualdad y de respeto a la vida hay que pagar más dinero, para consumir un porno que sea ético, feminista, que sea igualitario y reivindicador de derechos hay que pagar. Estamos acostumbrados a tener TODO y a tenerlo YA, y quizás, en esta lucha, si queremos que haya una alternativa y que todo el mundo se vea reconocido en su sexualidad, deberíamos empezar a invertir en postpornografía para que este modelo sea sostenible y se pueda mantener esta industria. Si no invertimos no es posible, la pornografía mainstream gana por goleada. Me parece interesante comentar el estudio que realizamos en la Universidad de Almería, en el que, teniendo en cuenta identidades y orientaciones, dábamos a elegir a las personas entre contenidos que podrían considerarse postpornográficos y pornografía mainstream. Hay un creencia de que al “macho” lo que le gusta es la pornografía mainstream y este estudio derribó ese argumento porque los resultados revelaron que no es cierto. Los datos demuestran que, cuando ofreces alternativas a lo mainstream, no es verdad que los hombres quieran ver la parte femenina a sus pies y a su servicio, sino que también les ponen otros tipos de mirada y otros tipos de sexualidades femeninas. También les gusta la estética y prefieren las producciones bien hechas. Son capaces de reconocer lo bello. No podemos simplificar la psicología masculina heterosexual hacia las reivindicaciones de lo mainstream. Simplemente no cuentan con la alternativa. Por esto mismo debemos procurar que se conozcan otras visiones, que se conozcan otros tipos de pornografía y, además, invertir en ellos.